Un instante después
III
Un instante después, por el camino
triste a un jinete galopar se veía,
y un viejo de mostacho blanquecino
con la vista al jinete perseguía.
Cuando ni el polvo que el corcel alzara
pudo el viejo mirar, sintió que ardiente
gota de llanto resbaló en su cara,
y suspirando doblegó la frente.
«Y ¿qué será de ti? -exclamó el anciano
Tu incierto porvenir ¿porqué me altera?.
corre a luchar con ese mundo insano;
vete a sufrir la suerte que te espera.
La lúcha con el mundo no te asombre,
hombre no es el que luchar no sabe;
porque nació para luchar el hombre
como nació para volar el ave.
Jamás el hombre del destino oscuro
el negro velo levantar éspere;
envuelto entre la sombra está el futuro.
el hombre es lo que la suerte quiere.»