MANUEL
MARÍAS FLORES
–
XIII –
Triste
es la tarde, sin luz el cielo.
Niebla que pasas, ¿adónde vas?
-Sólo
Dios, sabe mi incierto vuelo.
Niebla, ¿qué eres?
-Sombra, no más…
La
noche llega, la flor se aduerme,
brisa que pasas con lento giro,
¿adónde vuelas?
-Voy a perderme.
Dime, ¿qué eres?
-Soy un suspiro.
Es
alta noche: grato beleño
cierra mis ojos, y en lontananza
un ángel blanco miro, en mi sueño.
Ángel, ¿quién eres?
-Soy la esperanza.
Así
es la vida; niebla pasajera
que cruza vagabunda por la esfera
deshaciéndose en vaga lontananza.
Y
nuestra dicha, frágil e indecisa,
un suspiro que pasa con la brisa,
y sueño nada más nuestra esperanza.
MANUEL
MARÍA FLORES