William
Shakespeare
SONETO
XLVII
Mis
ojos y mi corazón han hecho un pacto
y entre los dos buenos servicios se otorgan:
si mis ojos están hambrientos de miradas
o el corazón se ahoga en mil suspiros,
mis ojos le regalan un retrato de amor
y lo invitan a un festín de pinturas,
y el corazón ofrece hospitalidad
a los ojos necesitados de reposo de amor.
Así, aunque ausente, siempre estás en mí
presente porque nada te aleja.
Yo siempre estoy contigo: en los ojos, en el corazón,
no puedes elejarte de ningún modo.
Aún dormido tu imagen regresa en sueños
y mi corazón regocija a mis ojos quietos.