POEMA FINAL A MI MADRE
Agoniza
tu lugar en el tiempo
y tu alma de alas brotada,
no está yá, prisionera del cuerpo.
Se dirige a su nueva morada.
De toda materia te alejas
e ingresas en un mundo distinto,
sin pena, dolores ni quejas,
traviesas en paz, celestial laberinto.
No estás sola en tu viaje inmortal,
hay más almas con tu mismo destino;
Mariposas de Dios. A ti ván.
Habitarán tu reino divino.
-Aquí estoy- en la tierra aguardando,
Disfrutando a otros seres queridos.
Esperando que Dios, como a tí, madre mía,
de esta vida me reclame algún día.
Autor
: Hugo Otero