Ofrendas
a diversos del fauno
Stephan Mallarmé
I.-
El
fauno soñaría himen y casto anillo
sin las ninfas del bosque ni siquiera escuchar
en es salón recoleto cuando el piano de cola
idéntico a tu ingenio, pasa del grave al tierno.
II.-
¡Feo
fauno! como pasa por los bosquecillos un tren
que silba lo que, quedo, el caramillo suspira.
¿Irás, por exceso de llama, a pedir esta cuarteta
torpe para acallarla?
o, si él la dijera, peor aún.
III.-
Ese
fauno, si te tuviese sentada
en una arboleda no se dedicaría
a inflar su flauta indecisa
con la turbación dispersa de sus viejos pasos.
IV.-
Fauno,
que en un claro del bosque
te deslizas mientras duermes
con cuatro versos agradece
a Dujardin tu hermano normando.
V.-
Fauno,
si adoptas un atuendo
simple como el de las enredaderas
Dujardin y yo, no póstumamente
te popularizaremos.
Brindis
III.-
Como
un buscado por la providencia
sobrio comensal pero lector
usted quiso que volviese
muy querido señor director
a
compartir la dicha ampliada
hasta admitirme en su fila
de quienes coronan una orgía
sin el haba ni el arenque.
De
modo que tiendo con la risa
espuma sobre este vino dispuesto
que no sabría circunscribirse
entre el labio y los vasos altos.
A usted, de quien una mirada me corta
el elogio, alta nuestra Copa.