FRANCISCO
DE ALDANA
MIL
VECES CALLO, QUE ROMPER DESEO
Mil
veces callo, que romper deseo
el cielo a gritos, y otras tantas tiento
dar a mi lengua voz y movimiento,
que en silencio mortal yacer la veo.
Anda
cual velocísimo correo
por dentro el alma el suelto pensamiento,
con alto, y de dolor, lloroso acento,
casi en sombra de muerte un nuevo Orfeo.
No
halla la memoria o la esperanza
rastro de imagen dulce y deleitable
con que la voluntad viva segura.
Cuanto
en mí hallo es maldición que alcanza,
muerte que tarda, llanto inconsolable,
desdén del cielo, error de la ventura.