
LA
TEMPESTAD DE NIEVE
(fragmento)
La
tempestad de nieve
Por colinas,
caballos veloces aplastaban
la nieve profunda…
A un lado un templo sagrado
solitario asomaba al camino.
Mas de pronto estalló la nevasca,
y la nieve cayó a grandes copos.
En el ala azabache un silbido,
sobrevuela un cuervo el trineo.
¡El gemido auguraba desdichas!
Los caballos de andar presuroso
oteaban las sombras lejanas,
y alzando sus crines…»
Alexander Pushkin