La hora
Tómame
ahora que aún es temprano
y que llevo dalias nuevas en la mano.
Tómame
ahora que aún es sombría
esta taciturna cabellera mía.
Ahora, que
tengo la carne olorosa
y los ojos limpios y la piel de rosa.
Ahora, que
calza mi planta ligera
la sandalia viva de la primavera.
Ahora que
en mis labios repica la risa
como una campana sacudida aprisa.
Después…
¡ah, yo sé
que ya nada de eso más tarde tendré!
Que entonces
inútil será tu deseo
como ofrenda puesta sobre un mausoleo.
¡Tómame
ahora que aún es temprano
y que tengo rica de nardos la mano!
Hoy, y no
más tarde. Antes que anochezca
y se vuelva mustia la corola fresca.
Hoy, y no
mañana. Oh, amante, ¿no ves
que en la enredadera crecerá ciprés?
Juana de
Ibarbourou