LA
DESESPERACION DE LA VIEJA
POEMAS
EN PROSA
La
viejecilla arrugada sentíase llena de regocijo
al ver a la linda criatura festejada por todos,
a quien todos querían agradar;
aquel lindo ser tan frágil como ella, viejecita,
y como ella también sin dientes ni cabellos.
Y se le acercó para hacerle fiestas y gestos agradables.
Pero el niño, espantado,
forcejeaba al acariciarlo la pobre mujer decrépita,
llenando la casa con sus aullidos.
Entonces la viejecilla
se retiró a su soledad eterna,
y lloraba en un rincón, diciendo:
¡Ay!
<<Ya pasó para nosotras,
hembras viejas, desventuradas,
el tiempo de agradar aun a los inocentes;
¡y hasta causamos horror a los niños pequeños
cuando vamos a darles cariño!»
CHARLES
BAUDELAIRE