LA
ABUELA
Recuerdo
tu silueta aún tan nítida,
agotada y con ansias de ir a
descansar…
Cada
atardecer de pie frente a la ventana
mirabas a todas partes o a ninguna,
esperando pacientemente
minutos eternos hasta nuestra llegada.
Tu andar lento,
tu cotidianidad flotan en el aire
impregnándolo todo.
Un saludo, un beso,
un desayuno,
una bendición forjaron
la huella de tu
inolvidable presencia.
Fue entonces cuando Dios
puso fin a tu espera…
Ahora tu luz irradia
nuestros corazones ,
nos sentimos protegidos
desde el cielo.
Es inevitable el dolor que
causa tu ausencia,
pero nos consuela
la certeza de saber,
que al fin,
eres plenamente feliz !!!
Liliana
Pabón