SALVADOR
DÍAZ MIRÓN
Cárcel de Veracruz, Julio de 1892.
EXCELSIOR
Conservo
de la injuria,
No la ignominia; pero si la marca.
Sentíme sin honor, cegué de furia,
Y recogilo de sangrienta charca!
Y
hórrido amago suena…
Así la racha en el desierto zumba,
Cuando en crecientes vórtices de arena
Corre a ceñir al árabe la bumba!
Infames!
Os agravia
Que un alma superior aliente y vibre;
Y en vuestro miedo, trastocado en rabia,
Vejáis cautivo al que adularais libre.
Cruel
fortuna dispensa
Favor al odio de que hacéis alardes.
Estoy preso, caído, sin defensa…
Podéis herir y escarnecer, ¡cobardes!
Al
mal dolos procuren
Fuerza y laurel que la razón no alcanza.
Aun se cantar; y en versos que perduren
Publicaré a los siglos mi venganza!
Sobre
la impura huella
Del fraude, la verdad austera y sola
Brilla, como el silencio de una estrella
Por encima del ruido de una ola.