EL
HAMBRE
Manuel Lozano
Hubo
que bajar hasta el pozo./El cielo era un desierto de los hombres./
Entre relámpagos bajaba, como por escaleras que se
astillan, se disimulan y gimen ante un roce./¿Soñaba
para despertar con lúcidas monedas del instante?/¿Para
heredar la piedra preciosísima cubierta de llagas?/Dormirse
sobre maderas olorosas de un presente de azogue, era el castigo./Los
difuntos abren los ojos y las bocas./ Desnudo estás
en la urna, desnudo y a puertas cerradas, llorando./¿Qué
vino de la muerte dormirá en esta arcilla?/Lamerse
la sangre./Lamer desde el principio./Lamer, lamerse./¿Y
los criados y sus risas?/El que lame ronda por todos.