EL
GUIJARRO
Pedro Prado
Qué
poder inestable es el tuyo ¡oh mar!
Te mueves,
cambias, vas y vienes y todo lo haces dentro de ti mismo.
Porque tu
te bastas a ti propio, yo te envidio.
Porque aún
vives la hora de la acción que movió el nacimiento
del mundo, te amo como
a un abuelo.
Porque cambias
y cambias sin descanso, comprendo que tu esencia es infinita.
En tus manos
de artífice me entrego.
Me entrego
como un guijarro que canta porque las olas lo pulen y tornan
en una joya.
En una joya
perdida que nadie encontrará en la vasta extensión
de la playa desierta.
De Los pájaros
errantes