El
Beso Roto
Yo guardaba encerrado en el alma
un beso tan grande
que quería romper las paredes
de su estrecha cárcel;
era el beso que nace tendiendo
al cielo las alas,
casto y limpio, sin mezcla ninguna
de cosa manchada;
ese beso que fingen a veces
en sus labios tímidos,
cuando sueñan con ángeles rubios
los niños dormidos.
Una noche de invierno, mi madre,
herida de muerte,
me pidió el beso aquél, en sus vagos
afanes de fiebre;
cuando trémulo quise de cerca
contemplar su rostro,
ya tenía el silencio en los labios
y el frío en los ojos.
La besé con delirio, juntando su boca y la mía,
por cerrarle el camino a aquella alma
imán de mi vida.
¡Oh, qué lucha entablaron entonces
el alma y el beso!…
¡Todo inútil!…El alma en las sombras
burlaba su encuentro;
Un instante de angustia; un momento
de mortal congoja,
y aquel beso tan grande caía
con las alas rotas.
¡Madre mía: los besos que han dado
mis labios después,
sólo han sido pedazos de beso,
pedazos de aquél !.
LUIS RAM DE VIU