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Dios Infante en Navidad
Especial Navidad

DIOS INFANTE EN NAVIDAD

La soledad

Llegó a mi casa a las once de la noche en punto. Sus pasos la acercaron paulatinamente. Antes de cruzar el umbral de mi balcón, se detuvo un instante, como si buscara algo en el entorno. Vestía en su piel el color de la luna. Su sonrisa de rosa de otoño dijo “Hola”, taciturna se acercó, me dio un beso en la mejilla y me abrazó con su aire de niebla.

-Me invitas a tomar un café?, hoy he caminado mucho, estoy cansada…tengo frío…

…en estos días no es fácil encontrar en las personas un espacio para acercarme, sin recibir de cara un portazo…Fuera!, es el lugar sin precedentes al que me veo relegada.

Como tú sabes, a ti sí te lo he contado, algunas veces el rechazo hiere. Hay quienes huyen despavoridos ante mi presencia…mmm, no espero ser recibida como un terrón de azúcar en una taza amarga de café, …pero al menos el saludo…, tú sabes, no es mi intención ir por el mundo en pos de una fisura…soy sólo el espejo en el que se reflejan las personas, tengo la virtud de ser una válvula de escape …quien quiera conmigo puede dar libertad a sus realidades, esas que entre sus paredes cada quien conoce…únicamente tengo el noble propósito de permitir emerger de los oscuros cuartos y abrir las ventanas para que entre la luz.

Hoy, amiga mía, te cuento, sentí hielo y ganas de llorar, el que más, me saludó de lado y tan lejos como le fue posible, como si yo fuera una epidemia ambulante….¿ Tú crees que sea tan difícil comprender, que en estos días yo también quiero compartir un poco…y sonreír…y cantar villancicos??…

Como puedes percibir, querida amiga, yo, La Soledad, se siente sola!

…… La gente está feliz porque es Navidad y van a los grandes bailes y celebran. El comercio, las tiendas, los centros comerciales están atestados de personas comprando la Navidad, entonces llevan el saco bonito para Juanito, los zapatos rosa, para Marcela…los adornos, el auto, las joyas, la ropa, juguetes, …la cena y…y… el niño Dios en un rincón en la sala, entre el musgo, aún sin nacer tirita de frío…si por lo menos el calor de una sonrisa ó un gesto amable. No espera que lo acunen en los brazos y le cambien el pañal…pero si los ojos de las personas se volvieran un instante para mirarlo y le dijeran “HOLA; BEBE”, estaría tan feliz!

Amiga Julia, estoy deprimida, invítame un trago.

Nos sentamos en el sofá como viejas y entrañables compañeras.

Al calor de una copa, desvanecióse el frío…los recuerdos bonitos de épocas pasadas, mi infancia de canciones, de cuentos y de anécdotas, los vi reflejados en mi memoria, los felices días de niños en torno del pesebre, orando al Dios de las alturas y entonando los hermosos villancicos…la natilla, los dulces y galletas…., ella, la señora de la Navidad, la mamá de todos sus hijos cantores nos enseñó a sentir amor por ese niño chiquito que una noche en la pobreza y humildad de un pesebre, nació en Belén.

Me alegré al ver que su gesto de amargura, tornábase en sonrisa y el halo de abandono y rechazo, se deshizo por completo, su rostro del color de la luna ahora estaba sonrosado y una chispa fulgurante brillaba en su pupila.

Con mucha emoción tomé de mi bolso ese ensayo de un mensaje navideño que en las noches anteriores escribí, el cual se lo leí con vehemencia, dice así:

Navidad…

La hermosa y alegre Navidad

Campanas de cristal en el alma

La paz de una sonrisa

Un espacio infinito

Una luna redonda y plateada

Una luna redonda y de queso

Un lugar ignoto donde

Habitan la hermandad y la ternura

La dulce calma y la magia

Del que aún tiene alma de niño.

Es Dios infante en nuestros corazones.

Una mujer humilde caminando en la noche

Cansada y con frío buscando una cuna

Las puertas cerradas, las almas de hielo,

Ella digna y noble, sublime y serena

María, Maria, la dulce María,

La madre de Dios.

Es una época grata, afable y de abrazos

Para compartir, sonreír y expresar

A las personas el cariño que les tienes.

Recordamos hechos, lugares, experiencias,

La familia, los amigos…los que son

En nuestras vidas esencia sutil de la existencia.

Los que no están presentes

Y los seres querido que ya no están,

Evocarlos nos acerca

a su humanidad intangible

A su presencia remota, a su memoria indeleble.

Es, aunque en el alma la tristeza ocupe un espacio,

Una época de colores, una época de ilusiones

Días de cielo azul y luna en la alborada

Días de cielo azul y noches consteladas

Días de luz de Dios con su fuerza moral……

Y hubo un silencio. Ella, la soledad me observaba con un extraño gesto de dulzura y bondad. Se levantó de la silla, se acercó lenta, muy lentamente, entonces en sus ojos vi las lagrimas brillar cual cristales, …me enterneció tanto, tanto!…en mi abrazo conmovida, dijo “Gracias”

Eran casi las dos de la mañana cuando se quedó dormida sobre el sillón. Así, abandonada al sueño parecía una muñeca grande de trapo, olvidada por su dueña. La cubrí con una manta y estuve pensando en cada detalle y cada frase expresadas en su melancolía, hasta el momento en el que quedó sumergida en ese mundo inconsciente de algodón.

Desperté abruptamente al timbre del teléfono, contesté somnolienta, al otro lado de la línea nadie habló, entonces colgué el auricular. Me acerqué a la ventana, la calle estaba vacía, en el reloj eran las 5:45 A.M., entonces recordé a mi amiga…observé que en la silla solamente estaba la manta doblada. Encima, había un paquete, era un regalo. Un regalo para mí. La tarjeta decía: “Para mi amiga Julia en Navidad. Con cariño”

Julia Salinas Salinas
Colombia, Bogotá D.C.