DE
DIOS Y HACIA DIOS
I.-
Dios: siempre al lado del hombre.
Y el hombre: siempre al lado del mundo.
Y el mundo: siempre al lado del poder.
Y el poder: siempre al lado del yo.
Y el yo: siempre al lado de sí mismo.
II
El hombre debe someter la tierra,
no devastarla y sí enriquecerla,
porque la existencia es una donación
de Dios a todos,
y todos hemos de avivar la conciencia.
¿Qué hemos de dejar como herencia?.
Yo aspiro a entregar, poesía y sueños.
Poesía para respirar y sueños para vivir.
III
Tú que vives manando versos
por los dientes helados de la vida.
Tú que mueres alzando palomas
por entre las rejas del mundo.
Tú que eres poeta, sigue
sembrando poesía en la sombra,
para que el odio sea un adiós
y florezca el amor para siempre.
IV
Porque sólo la voz del amor
es un campo verde de soles y de sales,
capaz de limpiar la tierra.
Sólo por amor se dona el ser,
porque en sus manos de seda,
crece la vida y merma la muerte.
V
Frente a un mundo marcado
por el diluvio de contradicciones,
las acciones del verso: alientan.
Se convocan, pues, oposiciones
a la tierra, para trabajar en la paz,
ofreciendo la vida.
No hace falta capacidad,
tampoco mérito alguno,
sólo tener claro lo de amaos
los unos a los otros,
sin esperar recompensa alguna,
que el amor es más exigente
que instintivo. ¡Viva el amor!.
Víctor Corcoba Herrero