Cómo
se van las horas
Juan
Meléndez Valdés
¡Cómo
se van las horas,
y tras ellas los días
y los floridos años
de nuestra frágil vida!
La
vejez luego viene,
del amor enemiga,
y entre fúnebres sombras
la muerte se avecina,
que
escuálida y temblando,
fea, informe, amarilla,
nos aterra, y apaga
nuestros fuegos y dichas.
El
cuerpo se entorpece,
los ayes nos fatigan,
nos huyen los placeres
y deja la alegría.
Si
esto, pues, nos aguarda,
¿para qué, mi Dorila,
son los floridos años
de nuestra frágil vida?
Para
juegos y bailes
y cantares y risas
nos los dieron los cielos,
las Gracias los destinan.
Ven
¡ay! ¿qué te detiene?
Ven, ven, paloma mía,
debajo de estas parras
do leve el viento aspira;
y
entre brindis suaves
y mimosas delicias
de la niñez gocemos,
pues vuela tan aprisa.
Juan
Meléndez Valdés