COMO EN LOS DÍAS DE JULIO
Luís Zalamea Borda
«Siempre es el mar donde mejor se quiere».
Andrés Eloy Blanco
No quiero oír tu voz,
ni adivinar tu angustia
desde el destierro,
ni revivir en momentos de celo o de locura
aquella nuestra entrecortada despedida.
(Las voces de la noche eran nuevas, sutiles;
tus amplios pechos se encogieron,
tremendos en su lucha,
buscando encarcelarse en la tiniebla tibia. )
Ella, la despedida, no era marina como en lejano día, sino terrestre, final, definitiva;
molde de soledad, herida, grieta,
tajo de nuestras vidas.
Y así quiero que sea.
(Tu imagen está ya condenada al limbo de las horas perdidas
en la inmensidad de un mar que se despierta, atónito, de un sueño de ondinas,
madréporas en flor y barcos asesinos.)
No quiero reflejar mi triste mirada en tu recuerdo.
Quiero olvidarte toda, poro a poro,
exánime, jadeante,
casi muerta sobre la tierra plena
que conjuga el amor ígneo de la euforia volcánica.
(En la lejanía mueren en coro, de tedio,
con dignidad crustácea, los pálidos cangrejos,
y la tarde se disfraza de buzo.)
En mi memoria serás desde hoy,
como en los días de julio,
un sudor hecho hembra
al final del camino.