Canto a España
Yo me hundí hasta los hombro en el mar de Occidente,
yo me hundí hasta los hombros en mar de Colón,
frente al Sol las pupilas, contra el viento la frente
y en la arena sin manchas sepultado el talón.
Trajo hasta mí la brisa su cascabel de plata,
me acribilló los nervios la descarga solar,
mis pulmones cobraron un aliento pirata
y corrió por mis venas toda el agua del mar,
Alsé los brazos húmedos a la celeste flama,
y cuando cayó en ellos el tropical fulgor
cada brazo creció, como una rama,
cada mano se abrió como una flor.
Súbitamente, el agua gibóce en un profundo
desbordamiento de maternidad…
Me sentí grande, inmenso, sin cabida en el mundo,
infinito y molécula, multitud y unidad.
Volví los ojos hacia mí: yo mismo
me oí sonoro como el caracol,
y el ave de grito voló sobre el Abismo,
bebiendo espuma y respirando sol.
Sentí crecer raíces en los pies,
y por ellos, una savia ascendente renovaba mi ser;
hubo un afán de brote del torso a los cabellos
cual si toda la carne me fuera a florecer.
Sembrando allí bajo la azul rotonda,
integre la metáfora ancestral:
árbol en cuyo tronco se parten en dos la onda
y en cuya copa se hace trizas el vendaval…
¡ Noble encima españoles de los conquistadores,
que en mitad del Océano perfumes del ciclón,
bajo el mar las raíces, junto al cielo las flores
y perdida los cuatro vientos la ramazón !
¡ cuando yo florecía con los brazos tendidos,
eras tú quién estaba floreciéndome así,
y fui sonora porque tuve nidos
cuando tus ruiseñores anidaron en mi !
¡ Arbol del Romancero Tronco de la Conquista,
raza donde Dios puso su parte más artista,
follaje a donde vino la paloma a empollar !
Surja a tu sombra el canto que incendie la rivera
ANDRES ELOY BLANCO