Canción de Otoño en Primavera
Juventud, divino tesoro
ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro
y a veces lloro sin querer.
Plural a sido la celeste
historia de mi corazón
Era una dulce niña, en este
mundo de duelo y aflicción.
Miraba come el alba pura
sonría como una flor
Era su cabellera obscura
hecha de noche y de dolor.
Yo era tímido como un niño
Ella, naturalmente, fue
para mi amor hecho de armiño
Herodías y Salome.
Juventud, divino tesoro
ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro
y a veces lloro sin querer.
Y mas consoladora y mas
halagadora y expresiva
la otra fue mas sensitiva
cual no pensé encontrar jamás.
Pues a su continua ternura
una pasión violenta unía
En un peplo de gase pura
una bacante se envolvía.
En sus brazos tomo mi ensueño
y lo arrullo como a un bebe
y le mato, triste y pequeño
falto de luz, falto de fe.
Juventud, divino tesoro
ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro
y a veces lloro sin querer.
Otra juzgo que era mi boca
el estuche de su pasión
y que me roería, loca
con sus dientes el corazón.
Poniéndole en un amor de exceso
la mira de su voluntad
mientras eran abrazo y beso
síntesis de la eternidad
Y de nuestra carne ligera
imaginar siempre un Edén
sin pensar que la primavera
y la carne acaban también.
Juventud, divino tesoro
ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro
y a veces lloro sin querer.
Y las demás! En tantos climas
en tantas tierras siempre son
si no pretextos de mis rimas
fantasmas de mi corazón.
En vano busque a la princesa
que estaba triste de esperar
La vida es dura. Amarga y pesa
Ya no hay princesa que cantar!
Mas a pesar del tiempo terco,
mi sed de amor no tiene fin;
con el cabello gris, me acerco
a los rosales del jardín.
Juventud, divino tesoro
ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro
y a veces lloro sin querer
Mas es mía el alba de oro!
Rubén Darío