BUSCANDO A DIOS
«Estas
son tres formas elementales
de la experiencia de Dios
y de la relación con Dios;
nosotros vivimos por obra de Dios,
ante Dios,
y podemos vivir con Dios»
(Gerhard Ebeling, «Sui Salmi», Brescia 1973, p.
97).
A
Dios hay que buscarle
en el verso de la vida,
en la vida sigilosa
y en los latidos del alma.
Dios
se halla en la pureza
del cielo y en el culto
a la verdad más nívea,
y en la luz más etérea
del eterno y cautivo verso.
Porque…
por amor, Dios creó al mundo,
y del mundo es su Señor,
manantial de orden moral,
río de alegría y mar de gozos.
A
Él se llega
con las manos inocentes
y el corazón limpio,
con los labios abiertos
al lenguaje de la autenticidad,
con el abecedario de la entrega
a los últimos
y con los bolsillos vacíos.
Sólo
Dios nos ama
con un amor alto y vivo,
comprensivo y paciente,
como un Padre amoroso,
que no tiene otro compás,
que la compasión y la piedad.
La
mano de Dios,
es una mano que perdona,
y una voz que es camino,
y un camino que es esperanza.
Sólo hay que seguirle y abrazarle.
Víctor
Corcoba Herrero