FRANCISCO
DE MEDRANO
A
Manlio
Sabes cuán raro bien sigue a las horas
y que podrás apenas en el día
contar alguno, ¿y la tristeza mía
ya admiras y ya culpas y ya lloras?
Engáñaste si piensas que mejoras
o borras así el mal que el cielo envía;
¿No ves que al sol como a la sombra fría
siempre acompañan penas voladoras?
Juzgó, Manlio, tu mente que sin duda
el ánimo y el tiempo se mudara
si otro el lugar y si otro el aire fuera.
Mas, ¿qué hizo el que mares mil surcara
e incógnitas regiones anduviera?
Que el cielo, ¡ay!, y no el ánimo se muda.