A
LA NAVE
¿Qué
nuevas esperanzas
al mar te llevan? Torna,
torna, atrevida nave,
a la nativa costa.
Aún
ves de la pasada
tormenta mil memorias,
¿y ya a correr fortuna
segunda vez te arrojas?
Sembrada
está de sirtes
aleves tu derrota,
do tarde los peligros
avisará la sonda.
¡Ah!
Vuelve, que aún es tiempo,
mientras el mar las conchas
de la ribera halaga
con apacibles olas.
Presto
erizando cerros
vendrá a batir las rocas,
y náufragas reliquias
hará a Neptuno alfombra.
De
flámulas de seda
la presumida pompa
no arredra los insultos
de tempestad sonora.
¿Qué
valen contra el Euro,
tirano de las ondas,
las barras y leones
de tu dorada popa?
¿Qué
tu nombre, famoso
en reinos de la aurora,
y donde al sol recibe
su cristalina alcoba?
Ayer
por estas aguas,
segura de sí propia,
desafiaba al viento
otra arrogante proa;
Y
ya, padrón infausto
que al navegante asombra,
en un desnudo escollo
está cubierta de ovas.
¡Qué!
¿No me oyes? ¿El rumbo
no tuerces? ¿Orgullosa
descoges nuevas velas,
y sin pavor te engolfas?
¿No
ves, ¡oh malhadada!
que ya el cielo se entolda,
y las nubes bramando
relámpagos abortan?
¿No
ves la espuma cana,
que hinchada se alborota,
ni el vendaval te asusta,
que silba en las maromas?
¡Vuelve,
objeto querido
de mi inquietud ansiosa;
vuelve a la amiga playa,
antes que el sol se esconda!
ANDRES BELLO (1781 -1865 )