JUAN
DE ARQUIJO
A
D. Fernando de Saavedra
Mira con cuánta prisa se desvía
de nosotros el sol al mar vecino
y aprovecha, Fernando, en tu camino
la luz pequeña deste breve día.
Antes que en tenebrosa noche fría
pierdas la senda y de buscarla el tino
y aventurado en manos del destino
vagues errando por incierta vía,
hágante ajenos casos enseñado
y el miserable fin de tantos pueda
con fuerte ejemplo apercibir tu olvido.
Larga carrera, plazo limitado
tienes, veloz el tiempo corre, y queda
sólo el dolor de haberlo mal perdido