ALGO
MÁS QUE PALABRAS
LA ARQUITECTURA LIGADA A LOS LUGARES
Víctor
Corcoba Herrero
– Escritor-
Quiero partir de una realidad palpable: cada día
es más fácil abrazar el mundo, estar en contacto
los unos con los otros, casi de inmediato, lo que nos debe
hacer pensar (pensando en los demás) y vivir (viviendo
en los demás) de otra manera. Nos debemos todos a
todos en el gran escenario de la tierra. Cada forma de vida
tiene sus propias raíces que deben ser respetadas.
Todas las identidades nos identifican. Esto puede puede
ayudar a forjar espacios más habitables, fruto del
encuentro de variadas culturas que, aunque distintas, jamás
pueden estar distantes, si queremos que la paz anide en
todos los lugares. Esta pluralidad de expresiones culturales,
que abarcan un amplio espectro de grafías vivas,
se presenta como un fértil campo a tener en cuenta
para que las convivencias convivan en civismo y las vivencias
nos aviven una solidaridad más callada y real.
Al igual que cuando nosotros decidimos cambiar de vivienda,
prestamos atención a llevar consigo aquellos enseres
que forman parte de nuestra vida, también debemos
prestar especial cuidado a los entornos, a sus corrientes
de pensamiento y de espiritualidad, que trascienden a través
del arte. Convendría, a veces, que reflexionásemos
más sobre, ¿cómo promover y valorizar
el arte y la música de los distintos pueblos, su
hábitat y arquitectura, para alentar una creatividad
inspirada en el universalismo que hemos de aceptar? Estudiantes
de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de
la Universidad de Granada en la asignatura de Restauración
Arquitectónica, dentro del Laboratorio de Restauración
Arquitectónica, nos dan ciertas claves situando la
arquitectura ligada a los lugares. Ciertamente, en ocasiones,
nos puede el afán destructor, activado por la especulación,
antes que el de ahondar en el uso que tuvo ese espacio en
el tiempo, para comprender costumbres y formas de vida.
El tema asignado a los estudiantes ha consistido en la propuesta
de recuperación de un bello palacio renacentista
del centro histórico y dotarlo de un nuevo uso. La
novedad de estos trabajos consistió – en palabras
del reputado Catedrático de Restauración Arquitectónica
de la Universidad granadina, Francisco Javier Gallego Roca-
en la “relectura” de la manzana y en la proyectación
sobre la base, de los materiales y estructuras preexistentes,
del carácter tipológico y morfológico,
y de la compatibilidad entre la tradición y lo moderno.
Sin duda, la arquitectura como arte y como ciencia está
presente en todos los tiempos y partes, en todas las vidas
y épocas. Conservar las raíces para reencontrar
el sentido es una buena manera de hallarse. Profundizar
en la arquitectura del lugar es una acertada manera de descubrir
el espíritu de las gentes a través de su historia,
su formación ética y su mentalidad ordenada,
para luego construir (o reconstruir) espacios habitables
que nos impregnen de sosiego y libertad.
En la herencia arquitectónica que nos ha legado el
tiempo, se lee y se comprende el sentido del amor, el respeto
por la vida, la esperanza por un mundo renovado. Necesitamos
conocernos más para comprendernos mejor. Sólo
se ama lo que se conoce. Los bienes culturales de la tierra,
la más fructífera biblioteca de vida, son
de todos y para todo el mundo; un patrimonio existencial
que se debe conservar materialmente, tutelar jurídicamente
y valorar éticamente para ligarnos más a los
pueblos, poblarnos de versos y repoblarnos de belleza. Es
saludable para la poesía de la vida no sentirse ahogado
en los espacios del aire, unir la estética a la ética
y recuperar el asombro de tanto arte perdido por la propia
indiferencia humana. Los cascos históricos de ciudades
y pueblos, refrendan la mezquindad. La sugestiva experiencia
didáctica llevada a cabo por los universitarios granadinos,
conlleva un profundo conocimiento de la situación
a restaurar y una sagaz imaginación. De ahí
su éxito que ha trascendido al puro localismo. Una
buena manera de trabajar en un mundo que cambia a toda pastilla.
Ya se sabe que para reutilizar un edificio es preciso adentrarse
en su verdadera naturaleza, también para reutilizar
un mundo, cada día más devastado, es necesario
introducirse (no adueñarse por la fuerza del poder)
en su propia historia.
Aprovechando
las energías – como dice el Profesor Gallego
Roca- que, en el caso de arquitecturas antiguas están
relacionadas con la sedimentación de las culturas
“construidas” y de sus experiencias constructivas,
uno se encuentra delante de un auténtico espejo que
nos invita a mirarnos por dentro y a vernos en los demás,
para después reemprender con impulso el camino del
goce desde la heterogeneidad de los diferentes territorios.
Es cierto que vamos de aquí para allá, pero
a veces no nos detenemos a pensar. Todo se hace cada vez
más a carreras, pero tal vez poco eficaz en términos
de crecimiento y maduración, de construir edificios
que nos edifiquen más en la vecindad y espacios que
nos construyan más en el amor. Por ello, todos los
rincones y recintos, han de ser admirados, porque la historia
es la cátedra de la vida y, su arquitectura, el aire
que nos alienta como alimento o nos embrutece como bestias.
Todo depende de la senda tomada.
Víctor
Corcoba Herrero
– Escritor-