In memoriam,
a Rafael Alberti, el poeta de la luz
Por Enrique Cabrera Vásquez
(«Vamos por el reino de la muerte
por el camino del amor», Ruben Darío)
El 28 de octubre del presente año una dolorosa noticia conmovió el mundo de las letras, de las artes plásticas y la pintura; anunciando la muerte del inmenso, intenso y fascinante Rafael Alberti, Poeta Nacional de España. Un símbolo inextinguible de la pureza del arte siempre fresco, revolucionario e innovador. Un símbolo onírico de ilusión esparcida como abono perenne de esperanza para la humanidad consciente, recia y sensible, que azorada mitiga su indignación frente al dantesco cuadro de injusticia, opresión y explotación que domina al mundo, sin más discurso de convencimiento y penetración «subversiva» que la lírica de este estupendo y ejemplar poeta de la vida que con sus versos elevó los ensueños por trascedentales rutas cósmicas .
Rafael Alberti, poeta de España y del mundo, último símbolo lucido y resplandeciente de La Generación del 27, de aquel grupo heroíco de excelsos poetas de la tierra que catapultaron en sus altos poemas de redención y amor el martirológio del inmortal Federico García Lorca, asesinado por el franquismo fascista durante la Guerra Civil española de 1939, recorriendo el camino glorioso de la poesía cristalina siempre identificada y comprometida con la justicia social. Con la liberación de la humanidad; con sus versos de combate y de lucha enfrentando gallardamente todo oprobio y latrocinio. Era Don Rafael Alberti el último rincón de nostálgica presencia de la generación infinita del 27. Expresión sublime de dignidad humana que impregnó de donaire y belleza el conjunto de su colectiva existencia en el regazo cautivo de su alada poesía vibrante, dramática, amorosa, tierna, fresca, apasionada, y profunda.
Jamás grupo alguno de poetas pudo acrisolarse al unísono en el parnaso protagonizando históricamente su colectiva presencia señoréales con el encanto de sus frescas figuras de vanguardia universal en el mundo de la letra; con sus cánticos poéticos enfrentaron y denunciaron todo abuso y atropello contra el género humano. Todo ellos encarnaron una raza inmaculada. Rosa Chacal, María Zambrano, Jorge Guillen, Pedro Salinas, Luis Gernúda, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Miguel Hernández, Luis Buñuel, el mártir Federico García Lorca, y luminarias portentosas como Pablo Picasso y Salvador Dalí, quienes junto a Rafael Alberti, forjaron la expresión estilista más genuina e impactante, eternizadora de aquellos pretéritos tiempos en la fas de la tierra. Fueron preclaros baldos sustanciosos, mensajeros incansables de paz y amor. Reinvindicadores de los precursores del modernismo literario que descolló en 1890 y que personificaron talentosas figuras como » Martí, Casal, Gautíerez Nájera , Silva y Ruben Darío. Nadie como ellos con la suficiente entereza humana y la calidad moral para cargar ese aura de solemnidad y respeto que siempre llevaron consigo en medio de la jauría bestial que lo acosaba y hostigaba implacablemente, en su intento vano por silenciarlos. Por exterminarlos. Ni siquiera la sangre arrancada con saña cobarde por el franquismo tiránico logró doblegarlos, atemorizarlos, diezmarlos; reducirlos a un grupo de soñadores desfasados o fanáticos absurdos y ridículos lleno de odio y venganza. No jamás; ellos constituían una estirpe especial arropados de beatitud orgullosa que lo situaba cuales heraldos de la libertad, muy por encima de sus verdugos. Eran seres inmarcesibles, dueños de los mejores corazones y por eso el peso trémulo de sus versos lo inmortalizó como hombres y mujeres infinitos; llenos de coraje, valor y temeridad que armado únicamente del cántico de su poesía reinvindicadora, denunciaron la ignominia, la barbarie y la criminalidad de un medio hostil, malvado y perverso que con feroz represión se impuso contra la humanidad.
Rafael Alberti, flamante cantor de la utopía cuyos versos alados constituyen un bálsamo para el dolor de los oprimidos y masacrados del mundo victimados por una clase parasitaria, indolente e inhumana que se alimenta de la angustia ajena. Con el dolor de los pueblos sometidos a infrahumana condiciones de existencia.
Este poeta de la luz era un ser dulce, maravilloso y sustancial. dotado de virtuosas condiciones humanas puesta al servicio de los mejores valores del mundo. Nunca sucumbió a los designios caprichosos de estos » nuevos tiempos» de consumismo alegre y dilipendio insaciable. Poeta inacabable protagonizó la hermosura de la vida frente a la realidad desafiante de la muerte. Su primorosa personalidad configuró su dilatada presencia mágica en el mundo de las letras cuyo magnetismo carismatico envolvía su paso por la vida cual ángel gratificante brindando ternura y optimismo.
Poseedor de una vigorosa vitalidad asombrosa frente al incierto después que nos atosiga y atenaza en las redes de la cotidianidad y la rutina social envolviéndonos en sus tentáculos . El legado de su ejemplo contribuirá a soliviantar a la humanidad para zafarnos de las ataduras culturales que nos mantiene cuales sonámbulos, intoxicados de amarguras, desdén, impotencia y frustración ante la patética realidad de un mundo sometido a una cultura cruel y despótica que le rinde culto a la estupidez y a la mediocridad.
El autor de ‘ Marinero en tierra» ( 1925, » Sobre los ángeles»
( 1928), » A la pintura»( 1948), » Roma peligro para caminantes» ,» La amante» (1925), » El alba del alhelí» , ‘ Cal y canto» (1927), » Carta abierta», fue un versátil artista que incursionó con pasión en el teatro con algunas significativas obras como » El hombre deshabitado» ( 1930), » El adefesio» (1944) o » La arboleda perdida’ ( 1959). De igual modo el ballet sirvió de plataforma poética con su obra » Poeta» que logró aglutinar en un solo espectáculo los movimientos de magníficos bailarines con la música exclusiva del guitarrista Vicente Amigo, la voz del cantante y actor Miguel Bosé y la escenografía del grupo teatral catalán » La Fura del Baus» .
El cantautor catalán Joan Manoel Serrat popularizó su poema «Se equivocó la Paloma» dándole más sentido de pueblo a su brega intelectual.
Su vasta práctica cultural lo consagró como un verdadero artista con un profundo talento y una desgarrada sensibilidad. Militante comunista desde muy temprana edad jamás desarraigó sus versos ni el contenido de su obra literaria, o sus cuadros parsimoniosamente concebidos con el manejo esmerado del cincel propio de un artista de vuelo alto; de una espercie especial, del contenido social intríseco en su pensamiento político y en su formación cultural lleno de profundo amor humano.
Nuestro amado Rafael Alberti nació el 16 de diciembre de 1902 en El Puerto de Santa María, provincia andaluza de Cádiz, sur de España, y murió en la paz de su alma, rodeado de tranquilidad poética el 28 de octubre de 1999, a los 96 años de edad, en su pueblo natal gaditano.
Su muerte dejó un vacío hondo en el sentimiento cultural y literario del mundo. Era un ser asimismo rejuvenecido por el peso de su cándida figura de abuelo, padre, hermano y combatiente de la vida. Ahora sus años aún muertos son vivos. Hoy su nombre se ha transformado en un relánpago que ilumina la decencia.
Adios Prístino poeta, ignito eternamente en el tiempo.
Nota: publicado en el semanario El Coloso de Macorix, edición del 30 de noviembre de 1999