Alfonso de Valdés podría ser el autor del ‘Lazarillo de Tormes’
El secretario de cartas latinas del emperador Carlos V, el erasmista Alfonso de Valdés es, según las investigaciones de la catedrática de Filología Hispánica de la Universidad de Barcelona (UB) Rosa Navarro, tras tres años de investigación el auténtico autor del ‘Lazarillo de Tormes’, obra que hasta el momento se ha considerado de autor anónimo .
Las dos ediciones más antiguas del ‘Lazarillo’ están fechadas en 1554, editadas en Burgos y Medina del Campo pero que se han perdido. Ambas proceden de una anterior, que al mismo tiempo procede del original, editada fuera de España -seguramente en Italia- tras la muerte del supuesto autor, en 1532.
La profesora Navarro, que ha investigado durante tres años la autoría del ‘Lazarillo’, inició sus trabajos al darse cuenta de que faltaba una página en el prólogo de la obra, en la que el autor explicaría el argumento y la intención de la obra y presentaría al personaje protagonista, Lázaro, instrumento de una crítica de origen erasmista en la corte y la iglesia.
Otros detalles que apoyan la argumentación de la investigadora son el marco temporal escogido para narrar la historia, entre la derrota de Gelves (1510) de Fernando el Católico y la entrada del emperador Carlos V a Toledo en 1525, para celebrar las cortes. Según Navarro, «sólo un fiel e inteligente cortesano como Valdés podía haber escogido con tanta finura el momento que cierra la evocación de Lázaro».
Persecución de la Inquisición
El resto de obras conocidas de Valdés, ‘Diálogo de las cosas acaecidas en Roma’, ‘Diálogo de Lactancio y un Arcediano’ y ‘Diálogo de Mercurio y Carón’, se atribuyeron a su hermano Juan hasta finales del siglo XIX y XX. El mismo Juan tuvo que exiliarse a Italia, perseguido por la Inquisición, después de la publicación del ‘Diálogo de doctrina cristiana’ (1529).
«No es extraño que el ‘Lazarillo’ viviera oculto tantos años. Sólo la mutilación de su texto ha oscurecido un poco su sentido y permitió que saliera a la luz en España a principios de la década de los 50 del siglo XVI. La Inquisición acabó prohibiéndolo en 1559», explicó Navarro.
Fuente: http://www.elmundo.es/elmundolibro.html