EL
NACIMIENTO DEL SOL
En
la remota antigüedad, un pueblo que habitaba en un hermoso
valle rodeado de montañas, recibió una insólita
noticia. Un viajero recién llegado les informó
que atravesando esas gigantescas moles de piedra, existía
otro lugar, completamente llano y cubierto de agua.
-Desde
allí, continuó relatando… -puede observarse
el instante mismo del nacimiento del sol. Un hermoso cambio
de colores en el cielo lo precede: luego, al aparecer, es
enorme, y se le puede contemplar directamente, pues su color
rojo no hiere la vista.
Mientras se eleva, va empequeñeciéndose y tornándose
amarillo, tal como lo veis a diario, surgir tras las montañas.
Lo que vosotros creíais que era el comienzo, en realidad
no lo es. El haber estado en aquel lugar me ha permitido comprender.
Al
escuchar aquellas palabras, algunos habitantes de la comarca
quedaron paralizados de estupor, otros se dispusieron, presurosamente,
a partir e iniciar la marcha.
En
el transcurso de la travesía se fué haciendo
la noche. El febril deseo de llegar… aceleraba los pasos
de los caminantes para contemplar, cuanto antes, tan increíble
acontecimiento.
La
marcha era dificil. Kilómetro a kilómetro renovaban
el esfuerzo y, la promesa de lo desconocido, superaba el cansancio.
No obstante, eran necesarias algunas pausas para recuperar
las fuerzas y el aliento, pero no para todos. La tenacidad
y el empeño de cada uno, iba modulando, paso a paso,
la longitud de ese cordón de hombres anhelantes. El
que lo encabezaba, se alejaba cada vez más del resto
que le sucedía, y marchó solo, en la noche,
adelantándose en el camino.
Súbitamente
aquel lugar del cual hablaron, apareció ante su vista.
Esa masa increíble de agua cubriéndolo todo
y el rumor continuo de sus olas y… también la oscuridad
de la noche.
El
prometido sol no estaba y entonces, sucedió lo inevitable,
la decepción. Ahora sí que el cansancio se dejó
sentir y el caminante cayó, exahusto, mientras continuaba
contemplando, en penumbras, el fosforescente estallido de
la espuma del mar. Casi sin darse cuenta se quedó dormido.
Cuando
despertó, el sol era el mismo que siempre había
visto en su tierra. Bajo su luz, sus compañeros comentaban,
extasiados, la revelación del comienzo verdadero.
En
ese momento advirtió que sus amigos habían presenciado
el nacimiento del sol, y su mente, tan veloz como antes de
emprender la marcha, comprendió en aquel mismo instante,
el misterio, temporal, de la búsqueda y el encuentro.
Siempre
tuve la conviccion de estar cumpliendo un papel importante
dentro de un universo integramente poblado de casualidades.
Mi modesta existencia formaba un conjunto homegeneo de particularidades,
que desencadenaban otros conjuntos, que,
a su vez, ligandose con los creados por otras existencias,daban
lugar a mi noción del universo.
Cuanto y como tenemos intervención con cada uno de
nuestros actos, es algo que algunas veces me parecía
tangible, sencillamente se me iba de las manos y dejaba a
la luz, cuan lejos estoy de entender cual es el papel que
cumplo en ese todo.
No obstante, al despertarnos cada dia, ejecutamos una rutina
que parece escrita por un ser o seres superiores, a quienes
siempre de nuestras desventuras, sin darnos cuenta que, con
solo la forma como nos servimos café o nos subimos
al omnibus, estamos generando nuestros mismos, sin ayuda externa,
una cadena de hechos consecuentes.
Cierto es, que si bien esa cadena es propiciada y alimentada
por cada uno de nuestros estados de ánimo, estos no
son mas que la forma de expresión de una única
fuerza interior que nos motiva y controla, que algunos llaman
amor, intentando ponerle limites como forma de hacerla entendible.
Pero, tanto amor, odio, el sentir en general, no son mas que
manifestaciones de lo que yo llamo escencia, que encasillo
tambien en una sola palabra, para poder referenciarla en mi
mente, inamovible e intemporal, que no logro comprender pero
percibo, es comun a todos los individuos.
A veces tenemos reflejos, casi como espejismos, de esa fuerza
escencial, llegando a ellos por los distintos caminos que
se abren con nuestros diversos sentimientos.
Pero la escencia es siempre la misma, solo varia la forma
en que se nos hace visible en el transcurso de nuestra existencia
y en si somos capaces o no de captar los distintos mensajes
que nos envia.
Hasta el presente, ha alcanzado ese camino gracias a dos personas
que hicieron posible que pudiera encontrarlo recorrerlo y
llegar hasta su fin.
Por ellas pude tener entre mis manos, por momentos maleable,calida,
inmensa, mi propia alma.