Comedia 85 min. 1968 España
D.: Pedro Lazaga.
Interprtes:
Mabel Karr,
Mónica Randall,
Paco Martínez Soria
Cándida, Visi y Nieves, las tres hijas de Marcelino, se fueron un día de aquel pueblecillo porque tenían sus aspiraciones. En Madrid se casaron, cada una creó su hogar, elegante o modesto. Y las tres se olvidaron de Marcelino. Un día, Cándida le llamó. Lo que le interesaba era una persona que se ocupara de sus diez niñas, porque Cándida y Teo, familia numerosa, todavía iban en busca del niño.
Marcelino encontró en la ciudad un mundo desconocido, hostil. Sus hijas estaban peleadas. Las que habían logrado mejor posición social no se trataban con Cándida. Lo de Nieves era peor. Casada con Alberto, un importante hombre de negocios, se sentía sola y abandonada y estaba a punto de consolarse con un play-boy,
amigo de la casa.
Mientras tanto, los nietos -catorce en total- vivían su vida sin que nadie se preocupara de ellos. Marcelino los fue ganando uno a
uno con habilidad, con simpatía o con dureza, según se terciara la cosa. Y al final, los propios padres se lamentarán que el abuelo les haya robado el cariño de sus hijos. Pero no es así. Lo que ocurre es que el abuelo es el único que les había entendido. Paco Martínez Soria inmortaliza una vez más la figura del paleto de pueblo que se traslada a la ciudad para resolver los problemas de sus descarriados hijos.
Esta fuera de los valores tradicionales cuenta con la dirección del prolífico Pedro Lazaga, que repite básicamente la fórmula de «La ciudad no es para mí», artífice junto con el guionista y productor Pedro Masó de la mayoría de los éxitos del intérprete del actor.