ANNA SEGHERS (1900-1983)
Escritora alemana,
BIOGRAFÍA
Netty Reiling, nació el 19 de noviembre de 1900 en
Maguncia en el seno de una familia judía acomodada,
ciudad en la que transcurrieron sus primeros diecinueve años.
Desde muy tempraña edad sus padres la enseñaron
a interesarse por el arte y la literatura. Schiller, Heinrich
Heine, los cuentos tradicionales y las leyendas eran tema
habitual de la familia.
Su pasión por Dostoievski, fue palpabale en la descripción
de los personajes de sus novelas, sujetos confusos, atormentados
y angustiados por la vida que arrastraban.
En
1919 se matriculó en la Universidad de Heidelberg,
donde estudió Historia del Arte y Sinología.
Acudió también a la Universidad de Colonia,
donde hizo un curso práctico en el Museo de Arte Asiático.
En 1924 se doctoró en la Universidad de Heidelberg
con la tesis «Judío y judaísmo en la obra
de Rembrandt», donde ya aparecen los conceptos que van
a ser una constante en su obra: la inmediatez más próxima
y la parte de la realidad que el artista puede descubrir y
utilizar para su obra.
En la Universidad de Heidelberg comenzó a trabajar
sobre el pintor y grabador holandés Hércules
Seghers, un contemporáneo de Rembrandt, de gran originalidad.
La elección de su seudónimo se debe precisamente
a él. Comenzó a escribir pequeños cuentos,
entre ellos uno sobre un capitán de barco holandés
que aparecía relatado como si fuera su abuelo. Como
le tenía que dar un nombre holandés se le ocurrió
el del grabador Seghers y, como nieta del capitán ella
debía llevar su mismo nombre.
En
Heidelberg frecuentó los círculos de los exiliados
políticos de Europa Oriental, y conoció al estudiante
húngaro, Laszlo Radvanyi, con quien se casó
en 1925. Al año siguiente se instaló con él
en Berlín, desde donde dirigía el Instituto
Marxista de Trabajadores.
En
1928 ingresó en el Partido Comunista de Alemania y
en la Asociación de Escritores Proletario-Revolucionarios.
En 1930 viajó a la Unión Soviética para
participar en el Congreso de la Unión Internacional
de Escritores Revolucionarios celebrada en Jarkov.
En
1933, tras la toma del poder por los nazis, fue detenida,
siendo puesta en libertad poco después. Huyó
a Francia, instalándose en París, desde donde
se trasladó clandestinamente un año después
a Austria para documentarse sobre el levantamiento obrero
contra el régimen de Dollfuss, sobre el que escribirá
la novela «El camino por febrero».
En
1937 escribe «El rescate», donde relata la espera
de siete mineros atrapados bajo tierra a setecientos metros
de profundidad tras una explosión de grisú en
la mina, la llegada de auxilio. El protagonista, el picador
Andreas Bentsch, mantiene la esperanza frente al pánico
y la desesperación que les va invadiendo, hasta que
son rescatados. Pero sus problemas reales empiezan inmedistamente
despu6s del rescate. Ante el inminente cierre de la mina,
sus compañeros le piden consejo, pero no sabe qué
hacer, se siente impotente. Tras la detención de un
amigo comunista, finalmente Bentsch, adquiere conciencia de
clase, pasa a la clandestinidad.
En
1935, 1937 y 1938 participó en los congresos internacionales
de escritores para la Defensa de la Cultura celebrados en
Madrid, Valencia, Barcelona y Paris. Al invadir las tropas
alemanas Francia en 1940, huyó a México, y desde
allí a las Antillas, que le inspiraron «Las bodas
de Haití» y «Tres mujeres de Haití».
En
México formó parte de la dirección del
movimiento «Alemania Libre» y del club «Heinrich
Heine», dedicándose durante esos siete años
de exilio a la actividad política y literaria, reflexionando
sobre la futura identidad política y cultural de los
alemanes.
Desde
1933 hasta 1935, junto a otros escritores, forma parte de
la redacción de la revista mensual de literatura y
crítica «Neue Deutsche Blittler» (Nuevas
Páginas Alemanas), que se editaba en Praga. El nombre
de Jan Petersen aparecia sustituido en la portada de la revista
por tres estrellas, pues trabajaba clandestinamente en Berlín.
En
1943 está al borde de la muerte, porque según
afirma Bertolt Brecht en su diario, fue encontrada en la calle
atropellada o, como supone la policía, arrojada desde
un coche. Pero Anna Seghers no se aludió nunca a este
incidente.
El
22 de abril de 1947, a través de Suecia y Francia,
Anna Seghers regresó a Berlín, «un aquelarre
de brujas» en palabras de Bertolt Brecht, donde Anna
Seghers vivie «atemorizada por las intrigas, sospechas
y vigilancias»: la guerra fría había comenzado.
Para
conservar su pasaporte mexicano, incialmente no vivió
en el sector ruso. Además quiere que sus libros se
lean también en las zonas no rusas. Finalmente Anna
Seghers opta por instalarse en la zona soviética, la
futura República Democrática Alemana.
En realidad, la mayor parte de los escritores alemanes exiliados
regresaron a la zona de administración soviética:
Willi Bredel, Johannes R. Becher, Friedrich Wolf, Ludwig Renn,
Bertolt Brecht, Ernst Bloch, Wieland Herzfelde, Stefan Heym,
Arnold Zweig, Jan Petersen, Stephan Hermlin y Erich Arendt.
Años más tarde a la pregunta de por qué
regresó a la zona de administración soviética
respondió Anna Seghers:
Anna
Seghers se convertirá en una de las más importantes
representantes de la República Democrática Alemana,
tanto en el interior como en el extranjero, presidiendo la
Asociación de Escritores de la República Democrática
Alemana.
Esta
gran novelista alemana recorrió todos los géneros
narrativos, desde la novela corta, hasta leyendas y cuentos.
Narrar significaba para ella contar historias. No se dejó
tentar por las tendencias hacia lo documental o el ensayo.
La reflexión, la meditación, el estudio y otras
consideraciones no aparecen como elementos épicos independientes
en la estructura de sus novelas y narraciones.
Anna
Seghers centró sus temas novelísticos en la
situación de la clase obrera en aquellos años.
Su gran capacidad pars observar, de captar la realidad con
todos los sentidos se expresa en las primeras narraciones
con un estilo muy sintético, duro, parco, sencillo,
condensado, que quizá sea una de las caracteristicas
de toda su obra.
El
tema de la revolución y la solideridad son otras dos
constantes de su obra. Su insistencia en destacar la lucha
de los jóvenes por adquirir conocimiento, experiencia
y fuerza la pone también de manifiesto en «La
revuelta de los pescalores de Santa Bárhara».
Sus
personajes aparecen agobiados por la vida, pero no son capaces
de poner en relación su estado y sus vivencias con
la situación politica que los provoca. Pero Anna Seghers
descubre la relación de la vida personal con la lucha
politica, se pregunta si existe vida privada en un marco de
confrontación social, y si la voluntad de transformación
de la vida individual no ha de desembocar en lucha politica.
Según sus propias palabras:»En
esas historias hay muchos personajes desesperados y que se
hunden. Cuando se escribe, hay que hacerlo de tal manera que
detrás de la desesperación surja la posibilidad
de algo nuevo, y detrás del hundimiento, el poder emerger».
Su
novela más conocida es «La séptima cruz»,
en la que narra la huida de siete presos de un campo de concentración
nazi, de los que sólo se salva uno.
La autora describe la fuerza y la voluntad inquebrantable
del ser humano en un país dominado por el fascismo.
Pero la voluntad y la fuerza para resistir no son patrimonio
exclusivo de los militantes conscientes, sino también
de gente apolítica, de gente de la calle, como un párroco,
un médico judío, o un aprendiz de jardinero
o una modista.
Todos ellos desarrollan la fuerza de su humanidad para procurar
la huida. La novela muestra que en la transformación,
en el cambio individual, va implícito el cambio del
conjunto, de la totalidad. Pero la esperanza sólo puede
convertirse en realidad en la medida que todas las fuerzas
antifastas se unan en la cause común.