Fernando Savater Martín 1947
filósofo y escritor,País Vasco
biografía
Nació en San Sebastián en 1947. Desde temprana edad manifiesta inquietud por las letras y la filosofía revolucionando el panorama de la filosofía en Europa cuando se publican en 1972 dos ensayos: Nihilismo y acción y La filosofía tachada .
Exiliado por propia voluntad en Francia durante los últimos años del régimen franquista, su línea de pensamiento se ha catalogado en un antiautoritarismo radical. Próximo a tesis anarquistas, alterna su preocupación crítica y estética con la implicación política y social que no siempre ha favorecido su imagen de pensador independiente.
Es Catedrático de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid, tras haberlo sido de Ética en la Universidad del País Vasco. En 1973 aparece Apología del sofista , título al que siguen Apóstatas razonables (1976), Conocer Nietzsche y su obra (1977), Panfleto contra el Todo (1978), Humanismo penitente (1980) y la obra con la que recibe el Premio Nacional de Literatura de 1981, La tarea del héroe .
Ensayista, periodista, novelista y dramaturgo, ha publicado más de cuarenta y cinco libros, algunos de los cuales han sido traducidos a una docena de lenguas.
Entre otros:
La infancia recuperada,
Ética para Amador,
Diccionario filosófico
El valor de educar . Es colaborador en prensa, codirector, junto con Javier Pradera, de la revista «Claves de la razón Práctica», y su intensa labor en pro de la paz en el País Vasco ha sido premiada en varias ocasiones.
Entre otros galardones ha recibido:
Premio Nacional de Ensayo,
Premio Anagrama,
Premio Cuco Cerecedo, otorgado por la Asociación de Periodistas Europeos,
Premio Planeta 2008
Autor de novelas como:
Caronte aguarda (1981),
Diario de Job (1983)
El dialecto de la vida (1985);
Un republicano contra César (1989),
Su filosofía política ha evolucionado desde el pensamiento negativo libertario, antiprogresista, que mantuvo en los setenta al individualismo democrático, socialdemócrata, liberal y universalista de su etapa posterior.
Savater, que se confiesa defensor de la Constitución Española, del estatuto de Guernica y de la unidad del Estado (no como dogmas indiscutibles sino como opciones mejores que las que proponen sus adversarios), ha expresado en numerosas ocasiones su oposición a todo tipo de nacionalismos, y su deseo de superarlos en beneficio de un ideal de humanidad universal compartida, y traducido en un organismo gubernamental con autoridad mundial sobre los gobiernos de los estados nacionales, y que sirviese para resolver las disputas y realizar las labores administrativas de utilidad común.