Rudyard
Bonilla
Artebello
BIOGRAFÍA
Perfil
de un novel…
En
el inicio de trajinas, érase mi faz nula y oscura,
confusa y desorganizada, donde mis frases volaban sobre las
aguas ocultas de un gris inerte. En su complacencia el divino
prendió la llama que alimenta la lumbre de mi comienzo
con el fuego de las ansias prendidos en la singularidad de
una esperanza.
Guardados
en la veta de mi nombre Bonilla!, descendiente de bardos guerreros
y musas líricas, con la sangre azul de un arte humilde
pero certero.
Rudyard
Bonilla bautizado a los 100 aniversarios de la herencia de
un Kipling Indo-Británico. Fue el sueño de mi
padre que la influencia de su nombre fuese en mí como
una galaxia canibalita y no este tallo que carece del aura,
pluma, oda y canto.
Nacido
en el pesebre de un Xolotlan ardido en el Crepúsculo
de un Darío, y la ostra de la Venus de Bellí.
Es
el sueño, admiración que guarda las fantasías
de este su “prosario”!; atascado en las frases
limitadas de una educación sedienta y ahogadas por
la ignorancia absoluta, de un “Saber que se nos sabe
nada!.”
Después
de años bajo el paraguas de mi madre y entre el plumaje
de su reposo cuando ya mi orgullo se creía un gallardo,
un cenzontle un Alejandro, a mis 17 años. Partí
al norte a conquistar mi Persia!…a disfrutar la esclavitud
de un sueño altanero y publicitario…a hacer mi
vida en el abandono de mi simiente, mi herencia, mi bella
Nicaragua y mi gente.
Ahora
les escribo desde Houston, donde una vez mas el sol de mis
ancestros conforta mis decisiones, disfrutando de un nuevo
renacer un nuevo reencuentro 20 años después,
empecé a escribir.
En
enero de este año lo hice!, en parte como para marcar
mi herencia una vez mas y por primera.
Explotar
la pepita de mi vera en las minas salomónicas de mi
herencia Darianas-Nicaragüense con la pluma del Bonilla
ahora trasluciente, mas que todo por la historia de mi niño
Sean Bonilla y heredarle la batuta la corona de su sangre.
Con
estos dóciles principios recopilo hasta hoy 40 versos,
unos estructurados otros desastres!… más doloroso
el leerlos en su ensamble que el mismo parto …o por
lo menos como los crea mi imaginación.
Artebello
(Rudyard Bonilla).