Canciones de Otoño (1993)
Ulises Varsovia
Al abismo del tiempo
Al abismo del tiempo
se inclina el ser
y se contempla con furia y espanto:
aquel cuerpo de sed vegetal,
aquella boca donde los besos
ardían como ascuas repetidamente,
y la cabellera donde el olfato
hundía su ansia de extremo delirio.
Era el amor a muerte,
era la violenta floración, era
el deseo y la furia dementes:
una irrupción de setas insonsolables,
un vendaval de saetas ciegas.
Allí la vida desnuda cantando,
allí el inmóvil ser, el tiempo neutro:
días de urdimbre espesa,
días de criminales sueños,
de noches a la deriva en el tiempo.
A los senos de luz fulgurante,
a la boca de miel invencible,
a la embriaguez de la tibia corteza
descendió el amor entonces
como una tempestad enceguecida.
Ahora el ser rescatado
se inclina al abismo del tiempo
y contempla al náufrago, en las islas:
cuerpos donde la ansiedad ardía,
cuerpos donde el deseo penetró a torrentes,
donde la sed aplacó su galope
y continuó rodando entre los días.
Al abismo del ser
se inclina el náufrago,
¡y estás tan lejos, hermano!