VICENTE
RIVA PALACIO
AL
VIENTO
Cuando
era niño, con pavor te oía
en las puertas gemir de mi aposento;
doloroso, tristísimo lamento
de misteriosos seres te creía.
Cuando
era joven, tu rumor decía
frases que adivino mi pensamiento,
y cruzando después el campamento,
«Patria», tu ronca voz me repetía.
Hoy
te siento azotando, en las oscuras
noches, de mi prisión las fuertes rejas;
pero hánme dicho ya mis desventuras
que
eres viento, no más, cuando te quejas,
eres viento si ruges o murmuras,
viento si llegas, viento si te alejas.