LA
COMEDIA DEL SABER
I
Asunto,
lo que es verdad.
Gradas de curiosos llenas.
Lugar de la acción, Atenas.
Época, en la antigüedad.
Gran pausa.
Como el que se duerme andando,
sale HERÁCLITO llorando,
y dice de esta manera:
¡Ay! mi ciencia es bien menguada,
pues nada en el mundo sé;
si sé que hay Dios, es porque
DE NADA NO SE HACE NADA.
Respeto la autoridad,
que es de los inicuos valla.
¡Falso! – (grita la canalla).
(Los nobles dicen): – ¡Verdad!
HERÁCLITO: Yo imagino
que es la autoridad de un rey
poder que la humana ley
saca del poder divino.
No hay más dicha que el deber;
todo aquel que hombre se llama
dará por honra la fama
y el poder por el saber.
dad, a los buenos, honores,
y castigo a los demás…
(Aquí le silban los más
y le aplauden los mejores.)
Nuestra vida debe ser
por nuestras faltas llorar,
meditar y meditar,
creer y siempre creer.
(Rumores. Después quietud.)
HERÁCLITO: En conclusión,
la justa moderación
da saber, paz y virtud.
II
Gime
HERÁCLITO, y a poco
sale DEMÓCRITO y mira,
y al ver que el otro suspira,
se echa a reír como un loco.
(El pueblo está casi cortés de callado.)
HERÁCLITO: ¡Desgraciado!
DEMÓCRITO: ¡Ja! ¡ja! ¡ja!
HERÁCLITO: Es duelo todo.
DEMÓCRITO: Todo es juego.
HERÁCLITO: El alma es fuego.
DEMÓCRITO: El alma es todo.
(Calla HERÁCLITO, y murmura):
– ¡Todo en la vida es miseria!
(Y DEMÓCRITO): – ¡Es materia
todo en el mundo, y locura!
Materia sin albedrío
son Dios, el hombre y el bruto;
el átomo es lo absoluto;
lo único real es el vacío.
Filósofos que en el mundo
buscáis lo cierto ¡apartad!
Si existe, está la verdad
dentro de un pozo profundo.
Es del alma universal
parte nuestra alma también.
(Muchos, casi todos): -¡Bien!
(Y pocos, muy pocos): -¡Mal!
DEMÓCRITO: Un torbellino
de átomos en movimiento
son Dios, la vida, el contento,
la justicia y el destino.
Cuanto existe en derredor,
de lo que existía se hace;
y hasta el hombre crece y nace
cual nace y crece una flor.
Y así, lo que ha de existir
nacerá de lo existente.
¡Pueblo! goza en lo presente,
y olvida lo porvenir.
(Risa. Aplauso general.)
DEMÓCRITO: En conclusión:
el alma es la sensación;
el placer es la moral.
– Vivir es creer y pensar
(dice HERÁCLITO gimiendo).
(Y DEMÓCRITO, riendo):
– ¡Vivir!… sentir y gozar.
(Llanto y risa. El cielo, en tanto,
sigue su curso imparcial,
pues hasta el fin le es igual
nuestra risa o nuestro llanto.
Y uno y otro concluyendo,
queda un bando y otro bando
con HERÁCLITO riendo.
Y así, pensando en pensar
si ha de llorar o reír,
ve el hombre su vida huir
entre reír o llorar.)
III
Ruido.
Dudas. Desencanto.
Sale en el acto tercero
SÓCRATES, cual dice Homero,
riéndose bajo el llanto.
SÓCRATES: Sin ton ni son
riñe aquí un loco a otro loco;
¡no veis que entre mucho y poco
está la moderación?
La fe del uno es menguada,
grande es del otro la fe;
yo sólo una cosa sé;
y es que SÉ QUE NO SÉ NADA.
CONÓCETE, debe ser
de nuestra ciencia el abismo,
quien se conozca a sí mismo
sabrá cuanto hay que saber.
Para la ciencia, reacias
las plebes… (El pueblo todo
lo silba aquí de tal modo,
que SÓCRATES dice): -¡Gracias!
Siempre el pueblo soberano
revela al hombre imparcial
la presencia universal
de un universal tirano.
(Nueva silba. Sensación.)
SÓCRATES: De mi alma rey,
sólo obedezco a la ley
que Dios puso en mi razón.
(Ruge la chusma indignada.)
SÓCRATES: Y de tal modo,
que el hombre es centro de todo,
y todo ante el hombre es nada.
Sólo hay un Dios… (Gran rumor
entre la vil multitud.)
SÓCRATES: Dios de virtud,
del bien y lo bello autor.
A un Dios solo, fe tributa
un corazón como el mío…
(Y el pueblo grita): – A ese impío
¡la cicuta! ¡la cicuta!
(Y mientras del pueblo el celo
lo arrastra a tan mala suerte,
SÓCRATES dice): – ¡La muerte!
¡última bondad del cielo! –
(Y así, no alegando excusa,
no salva esta vida ruin,
que, cual la hiel, le da fin
un vaso de Siracusa.
¿Quién mejor su juicio emplea?
¡El sabio, o el pueblo homicida!
Si el sabio, ¡gloria a la vida!
Si el pueblo, ¡maldita sea!
IV
Se alborota la plebe a
DIÓGENES viendo
taza y linterna trayendo,
la alforja y la capa rota.
Al empezar, iracundo
DIÓGENES silba a los tres,
como le silba después
a DIÓGENES todo el mundo.
DIÓGENES: Pruebo que es vana
toda regla de razón,
en este sueño en acción
que llamamos vida humana,
si a preguntaros me atrevo:
¡de quién antes se origina,
el huevo de la gallina,
o la gallina del huevo?
(Todo tres su menosprecio
le hacen a DIÓGENES ver,
y éste hace a los tres saber
su desprecio hacia el desprecio.)
DIÓGENES: Nada hay formal;
esta vida es una gresca
tragi-cómico-burlesca
jocoso-sentimental.
No hay ninguna cosa cierta
más, que son vuestras locuras
escenas de criaturas
junto a una tumba entreabierta.
El pensar, creer y sentir,
no es sentir, creer ni pensar;
eso se debe llamar
nacer, crecer y morir.
Si aplico aquí mi linterna,
ni con un hombre tropiezo.
¡La vida! eterno bostezo,
si no es una falta eterna.
¡Mundo! esfuerzo sin deber,
virtudes sin religión,
puntos de honor sin razón,
y crímenes sin placer.
(Los unos prorrumpen): – ¡Fuera!
(Los otros exclaman): – ¡Bravo!
(Y todos gritan al cabo,
éstos): – ¡Viva! – (aquéllos): – ¡Muera!
(Yo al ver a todos, me río,
pues llorar no puedo ya.
¿Dónde el depósito está
de las lágrimas, Dios mío?
V
(El
pueblo a la conclusión
muestra, al partir tristemente,
aire de duda en la frente,
y angustia en el corazón.)
(Dice éste al irse): -¡A pensar!
(Y aquél murmura): – ¡A sentir!
(Uno): – ¡A reir! ¡A reir!
(Y otro): – ¡A llorar! ¡A llorar!
(Resumen): – ¡Qué es el vivir?
– SENTIR, uno. Otro – CREER.
Éste: – CREER Y SABER.
Y aquél: – NI CREER NI SENTIR.
¿Qué es el mundo? – Lo que vemos-.
¿Y el saber? – Lo que se ignora-.
Y ¿qué es Dios? – Lo que se adora-.
¿Y virtud? – Lo que queremos -.
Y aunque más el pueblo alcanza
con su VIRTUD-ARMONÍA,
con su FE-SABIDURÍA,
y con su DIOS-ESPERANZA,
los sabios al escuchar,
ignora el pueblo qué hacer,
si ha de dudar o creer,
si ha de reír o llorar.
RAMÓN
DE CAMPOAMOR