EL SEPTIMO
DÍA

DANIEL
CHAMORRO

Como las noches de luna callada que nublan alguna de sus estrellas
para hacer su universo más bello, como esas noches
me gustaría deponer a gusto y voluntad cada una de
las formas en que te me acercas, cada manera que tienes de
amar.

Y
entonces un día olvidaría que puedo verte, gustarte,
oírte y
tocarte. Me conformaré con olerte cuando te acercas,
recorrer tus
perfumes, amar los aromas de tu cuerpo, sentir los metálicos
incendios, tus cansancios, los sudores de tus caricias, los
olores de tu pasión.

Un
segundo día dejaría de aspirarte y sólo
te oiría.
Podría amar
entonces tus carcajadas, tus quejas y jadeos. ¿Y cómo
no amar también tus palabras, los versos de tus labios,
las sentencias de tu corazón?

Me dejaría engañar por tus mentiras, me reiría
de tus serios
juramentos, me estremecería con tus juicios,
sería paciente con tus
silencios, silencioso con tus paciencias.
Y por fin, cuando rendida,
me digas que me amas escucharé las palabras
que me dejen esperar otro día.

Y
ese tercer día podría sólo gustarte.
Probar los sabores de tus
cuerpos, tener en mi boca los gustos de tus misterios.
Mis labios se
harían cargo de tus labios y mi lengua sabría
de los secretos que guardan tus néctares.
Te devoraría con mis dientes,
te consumiría en mi pasión.

El
cuarto día podré por fin verte.
Tener la gracia de tu imagen.
Ver
los brillos de tus cabellos, los perfiles de tu rostro,
encontrar tu
mirada, descubrir los velos de tus ropas,
detener las visiones de tu
cuerpo desnudo en mi memoria también desnuda.

Te recorreré y me detendré en tu cuello, tus
hombros y tu pecho. Acariciaré con mis ojos tus brazos,
la sombras de tu vientre. Ver tu figura en tensión,
amar la visión que de tu alma se me hace, encontrar
la fiebre en tus reflejos.

Iré a dormir esa noche con la memoria de tu rostro.
Y despertar al día siguiente, listo para amarte con
mis manos.

Detendré en mis dedos tus temblores,
alisaré tu piel bajo mi piel y
tendré entre mi cuerpo y el tuyo la certeza breve de
una caricia con gusto a poco.
Me apoderaré de tus tersuras, me tomaré de tus
suavidades, saldré vencidos de tus pliegues y amarte
será amarte desde la superficie pero hasta la profundidad.

Así
ya lleno de ti, un sexto día te amaré
con todos mis sentidos y
veré tus aromas, oiré tus caricias,
olfatearé tu mirada, probaré tus
palabras y terminaré por explotar por absorverte.

Y
un séptimo día, rendido ya, me resignaré
a ti, de rodillas y cumplido mi objetivo, te amaré
entonces locamente. Te amaré entonces sin sentido.

AUTOR :CHAMA