DETALLES
» El CHULLA »
El
Chulla
Había
oído la sutil y melodiosa voz,
no
sé cuantas, deseaba se repitiesen,
sin
duda es la que entona fe, alegría
y
destierra el sufrimiento, así nomás,
retornando
la calma en su sinfonía.
El
reloj marca los siguientes minutos,
diciembre
veinte y ocho del dos mil dos,
aún
el sueño se oculta ante la inquietud
de
escribir la inquietud de mi corazón,
evocando
el santuario de su belleza,
tabernáculo
que inspira confianza y amor.
Al
viajar a su encuentro tan anhelado,
a
la veintena y muchos años, sentí,
desesperación
por llegar pronto al lugar,
donde
algún ser me esperaba con ansiedad;
al
conocernos parecíamos amigos
y
en esa sencilla plática señorial
no
deseaba llegara la despedida.
Más,
inexorable tenía que abandonar,
partí
con el yate de la felicidad,
cargando
enjoyados, bellos recuerdos,
sin
que mi mente deje de mirarla
y
el eco de su voz resuene en el alma
esperando
el reencuentro de la clemencia.
Pues,
llegó la primavera de la amistad
sincera,
pulcra, aquella que no titubea
ni
esconde en la inclemencia del espacio
ni
se callan los verdaderos sentimientos
ni
desfogan las falsedades del mundo
ni
engaña a quienes se aprecia con lealtad.
A
lo mejor ancló, el cariño esperado
que
no puedo decifrarlo todavía
ni
tampoco pueda confesarlo.
El
tiempo me dirá si debo hacerlo,
mientras
proseguiré con mis detalles
cumpliendo
con la voluntad de Dios