Aburrimiento
HARMONIE BOTELLA
La lluvia cae sin cesar sobre el parque desolado del inmenso castillo. Los pájaros asustados se esconden debajo de los cobertizos y los cisnes blancos del estanque se refugian en una cabaña que el rey mandó construir para protegerlos.
Laura, la princesa, aburrida mira el paisaje gris que se extiende de su castillo hacia el infinito. Nada la distrae de su cansancio y de su aburrimiento. Sola, abandonada de todos inventa juegos y amigos que no acuden para distraerle. Qué largo y pesado es el día. No ocurre nada, no viene nadie para amenizarle las horas que se suceden unas tras de otras.
Laura cansada de estos momentos vacíos llama a sus criadas una por una para que le sugieran alguna distracción. Más las sirvientas, bostezando a cada instante, no tienen mejores ideas que su joven dueña. Enfurecida, Laura las despide, las castiga y les prohíbe hablar hasta que llegue la noche.
La princesita coge su espejo y mira su dulce rostro ensombrecido por el hastío. De repente, en el fondo del espejo, se enciende una llama ambarina que brilla como un diamante. La joven pasa sus dedos sobre la luz radiante que repentinamente le quema.
Será, piensa Laura, una ficción creada por el brujo del palacio que hoy también se aburre. Mas la luz brillante empieza a tener forma y sale del espejo, vagando por la habitación con gran estruendo. Al ruido caótico se une un fuerte perfume a fresas y frambuesas del bosque.
Laura, asustada, pide auxilio, pero ni los reyes, ni la servidumbre oyen sus gritos. La llama, presa de una risa inaguantable, le pregunta lo que le ocurre, impresionándole aún más.
Laura llora y pide clemencia a esta » cosa» que le provoca tanto terror. Por fin, la llama concluye con sus risas estrepitosas y voces ensordecedoras e indica a la princesa que no piensa causarle ningún daño. Le explica que es el reflejo de su propio aburrimiento. Muy cansada en el fondo del espejo quería hacer algo divertido que le cambiase las ideas y de paso alegrar a la princesita.
Todas las tensiones desaparecen y Laura, decide convertirse en la amiga de la llama. Tranquila y serena, la princesita cuenta su mal estar por este día lluvioso sin sorpresa y sin fin. La llama le aconseja que coja un libro de cuentos y lea algún párrafo con el fin de encontrar un remedio a esta situación.
Y Laura lee y lee más cuentos a la llama hasta que cae la noche. Sin darse cuenta, las horas han pasado hasta el anochecer y Laura no ve el tiempo pasar. Cuando, más tarde, la princesita se percata que no tiene la suficiente luz para seguir leyendo, advierte también que la llama del aburrimiento ha desaparecido y que está sola en su habitación.
Miles de luces iluminan el castillo. Se oyen por todas los lugares del palacio canciones de alegría y de felicidad.
Laura acaba de comprender el poder de la lectura. En unas pocas horas, ha dado la vuelta al mundo, ha conocido miles de amigos, ha descubierto valiosos tesoros. Gracias a los libros ha vencido al aburrimiento