MAMÁ

Mamá, que nombre tan corto,
tan fácil de pronunciar,
más encierra al Universo
en su grandeza sin par.

Ya que el añor que nos dá
no tiene comparación,
¡Ella nos brinda la vida
sin ninguna condición!

Es sublime su ternura
cuando arrulla a su bebé,
cuando le canta o lo duerme,
¡duerme soñando con él!

¿Sus cuidados? ¡Infinitos
al ver al niño crecer!
y si el pequeño se enferma,
¡Su angustia es cruel padecer!

Nunca para en sus labores,
no siente desfallecer,
lavar y dar de comer
a sus hijos. . ¡es para Ella placer!

Nunca pide si no tiene
y aunque no tenga nos dá
¡Que alma tan generosa
es la Mamá, en verdad!

Sus desvelos nunca acaban,
nunca acaba su ansiedad
porque el hijo siempre tenga,
por ver su felicidad.

Pues aunque hayamos crecido
y adultos seamos ya,
Ella al Altísimo Verbo
por nosostros, pedirá.

Si el hijo sufre. Ella sufre,
si es feliz, Ella reirá,
si está triste, llorará,
¡Su Ser con él vibrará!

Por eso, Madre bendita
el Universo en Tí está
¡Dios te dió el Don Divino!
¡Gracias mil, gracias Mamá!

¡No hay amor que te compense
el inmenso amor que dás!
¡Sólo el Amor Divino
que el Señor te otorgará!
…..cuando tu faltes ¡Mamá!

Autor : Marco A. D. González Arias
Orizaba, Mayo 5 de 1997