LIBROS EN BUSCA DE LECTORES
Es una buena noticia que se celebren ferias de exaltación
al libro. A ese brindis me sumo, porque necesitamos más
libros para ser más libres. Ya se comenta: Todo está
en los libros. Aglutinan todas las culturas y todos los
cultivos literarios. Es un viaje barato, confortable, que
necesita del silencio para gozarse. El libro nos vive y
nos aviva. Es un amigo que nunca nos falla. No tiene caducidad.
Es del tiempo y para el tiempo, para todas las épocas
y para todas las edades. Un buen libro es como un buen amor,
te eleva a las alturas y te abriga, con sigilosos latidos,
las soledades no deseadas.
Ponga
un libro en su vida y verá lo bien que sienta beberlo.
Después de probarlo un par de veces hasta gusta y
llena el alma. Nada como un libro para descansar. Nada como
un libro para librarse del aburrimiento. Nada como un libro
para gozarse por dentro. Nada como un libro para nadar en
la abundancia de atmósferas y vidas. Para fomentar
adictos no basta con editar libros, (el Estado editor genera
amiguismo, de todo menos literatura), ni sembrar bibliotecas
a diestro y siniestro, a las que nadie acude. Lo importante
es regar de personas esos recintos, que después de
la inauguración, suelen abrir de pascuas a ramos,
o no contar con recursos mínimos.
Hace
falta poner de moda, el modo de crear y recrear movidas
que fomenten la lectura colectiva como gozo, y que se vuelva
costumbre. Principio de necesidad. Un valor en alza. Claro,
entonces, no tendrían futuro los programas basura.
Apueste y reapueste libros. Aunque vaya a contracorriente.
¡Y que nazcan las rebajas!, para los menos pudientes.
Descubra el placentero ejercicio de la lectura. Aunque sea
por un día, no encienda la tele. Y que los libros
hablen de sueños. Que los sueños, vida son.
Y en tales sones, se avanza más hacia dentro que
es lo que vale, sobre todo para romper las cadenas del consumo.
Cultivarse en las letras, libera y enriquece la capacidad
de discernimiento, cautiva y seduce el alma, alienta a descubrir
lo que no vemos. Y hasta nos sentimos grandes, siendo chicos.
¿Quién da más, por menos?.
Víctor Corcoba Herrero