LA DANZA
Manuel Lozano
Paréceme una cueva donde guardar los hilos
que estallarían el aceite y la saliva
levantados como sudarios por el júbilo negro.
Me río en la albura de esta profanación:
¿Son manicomios los que ríen
por mi perdida sangre, por tu perdida
/osamenta,
por el tejido de llagas?
Entre ellos va cayendo una mansión.
El germen vela a la hija más fría
de Xangó con su perro entre los pastizales.
¿Ante qué liquen era el milagro
de tu muerte hundida por un tigre que vuela?
La sed pregunta por la herida,
discurre en percepciones de rocas
de un planeta exhalado para el amor,
para otros altares.
No hay víctimas sin red,
ni lajas sepulcrales sin declives.
El soplo desnudo es un caballo.
Paréceme trepar como gramilla lejana,
tal vez humo.
Trinidad (Cuba), 15-I-2002