LA DESPEDIDA
Pedro Prado
Mis amigos ¡adiós! Aguardan los remeros con sus remos levantados, y ya el barco despliega su velamen como si los altos mástiles florecieran.
Viajar: placer y tristeza. Quisiera ir y quedarme, quisiera hacer y no hacer al mismo tiempo.
Es triste: a la elección llamamos libertad. Mi libertad no quisiera verse obligada a elegir un camino; mi libertad quisiera recorrerlos todos a un mismo tiempo.
Si pudiera hacer y no hacer una acción, tendría una experiencia útil. Como no puedo optar sino entre ejecutarla o no, mi experiencia vale bien poca cosa.
Mi ser es uno y quisiera desdoblarse. Quisiera observar desde lejos qué silueta dibuja mi cuerpo y saber si, cuando lloro, yo también parezco un miserable.
Mis amigos, ¡adiós! Mientras tengamos que elegir no podremos ser felices.
¡Ah! si yo pudiera, como los niños curiosos, escogería todo a la vez. Escogería la vida y la muerte.
Quién sabe si ello no os serviría, pues, si comprendiera que con mi revelación iba a trocar vuestra inquietud en dolor irremediable, yo no diría nada, nada.
Mis amigos, ¡adiós! Cuidad de los míos. Ya el barco, con todas las hermosas velas desplegadas, me aguarda.
[De Los pájaros errantes]