FRANCISCO
DE ALDANA
EL
IMPETU CRUEL DE MI DESTINO
El
ímpetu cruel de mi destino
¡cómo me arroja miserablemente
de tierra en tierra, de una en otra gente,
cerrando a mi quietud siempre el camino!
¡Oh,
si tras tanto mal grave y contino,
roto su velo mísero y doliente,
el alma, con un vuelo diligente,
volviese a la región de donde vino!
Iríame
por el cielo en compañía
del alma de algún caro y dulce amigo,
con quien hice común acá mi suerte.
¡Oh,
qué montón de cosas le diría,
cuáles y cuántas, sin temer castigo
de fortuna, de amor, de tiempo y muerte!