TU QUE VIVES ….
II
Tú
que vives la vida de los justos
allá junto a tu Dios arrodillada,-
yo no creo ni aguardo, pero pienso
que haya hecho Dios un cielo para tu alma,-
dame un rayo de luz
-¡uno tan solo!-
que restaure mi fuerza desmayada,
que ilumine mi mente que se anubla,
que reanime mi fe que ya se apaga…
dame un beso de amor
-¡uno siquiera!-
aquí, sobre esta frente que besabas;
aquí, sobre estos labios que otros labios
han besado con ósculos de infamia;
aquí, sobre estos ojos que no tienen
nada más,
¡oh mi madre!,
que tus lágrimas.
PEDRO
BONIFACIO PALACIO