COMO EL SEÑOR QUERÍA
….
III
Como
el Señor querría el Angel malo,
si el Señor le volviese la Esperanza
y en el vacío enorme de aquel odio
la enormidad de su Perdón volcara;
así a raudales,
así a cascadas,
se ha inundado mi pecho de un cariño
que por cielos y tierra se derrama.
Cariño
universal que me transporta
más allá de mis dudas y mis ansias,
que me impone surgir del horizonte
limpio de mis pasiones y mis lacras,
como penacho
de ardientes llamas
que hubiera puesto Dios sobre mi testa
para darme el dominio de las almas.
Cariño
que refunde mis potencias
en la sola potencia sobrehumana
de sentir nada más que lo sublime,
de llorar nada más que por las alas…
¡virgen del cielo
llena de gracia,
que bajaste a gemir con los mortales
y has hecho de mi espíritu tu alcázar!
Allí
estarás como la sola dueña,
allí serás la sola soberana:
como rigen los astros a los mares,
tú regirás mis ondas tumultuarias.
Reina absoluta
¿por que no mandas?
¡Yo haré que todo el mundo conmovido
se postre de rodillas a tus plantas!
¡Y
te haré de mi gloria una diadema,
de mi mente una túnica de grana,
de laureles y aplausos una alfombra,
de mi pecho y mi sangre una muralla;
porque yo tengo
virtud en mi alma,
para llenar de admiración los orbes
si una mirada tuya me lo manda!
PEDRO
BONIFACIO PALACIOS