TRAS LA CORTINA DEL OTOÑO
El andante melancólico del otoño
nos injerta el abecedario de las horas
y la biografía de que todo tiene un fin.
Frente a lo pasajero de este mundo,
el eterno banquete de hojas caducas
nos invita a una ración de embeleso.
Hay pausas en la vida que son precisas,
reflexiones que conviene hacerse,
para desenredar los nudos de las ideas.
Ideas que nos ponen en movimiento,
que nos acercan cuando salen del corazón,
y nos alejan cuando se mezclan intereses.
Cada otoño que vivimos es una lección
dictada por el libro de la existencia,
que tras el estudio y la práctica,
viene lo que más nos concierne: el renovar.
El que nada renueva, nada vive.
Y el que nada vive,
los otoños pasan por sus ojos
sin abrirse a la verdad, ni a la bondad.
Víctor Corcoba Herrero
corcoba@telefonica.net
(Otoño 2008)