BEBEMOS Y BEBEMOS
-¿No le hace daño tomar tanto vino?
-El cuerpo se acostumbra, dejar el trago no puedo.
-¿Desde cuándo es alcohólico, Don
Toribio?
-Ya son tantos años que ni recuerdo.
-¿Y
qué dice su familia, dónde están
sus hijos?
-Mi mujer me abandonó y con los críos
se peló.
-¿Se arrepiente de estar sin oficio ni beneficio?
-No soy ratero, en mí algo hay de bueno.
-¿Y
dónde queda su hogar?
-La calle es mi casa; ya qué más da.
-¿Y no le interesaría el vicio abandonar?
-Eso no puedo, pero pido otra oportunidad.
-¿Y
qué es exactamente lo que desea?
-Explicarle a sus lectores algo muy especial.
-Adelante, puede decirles a ellos lo que quiera.
-Que los borrachos somos oprobio social.
-¿Existe
en usted el resentimiento?
-Quizás. Ser briago callejero, envilece.
-¿Es grande en un alcohólico el sufrimiento?
-¡Claro que sí!, lo mismo le pasa al bebedor
social.
-¿Qué
le diría a los jóvenes de hoy?
-Que se alejen de los vicios, son la ruina.
-Por esta entrevista, gracias le doy.
-De nada. Con su permiso, me voy a la esquina.
Raff