A mi Padre
Reyna, Carlos
A mi padre
Carlos Reyna
Se fue en silencio, meditando cielos,
atravesando empeños olvidados.
Y nos legó sus sueños remendados
a fuerza de añoranzas y desvelos.
Trazó su ruta palpitando suelos,
desenterrando ocasos esperados.
Y aunque en tiempo y distancia demorados,
siguió su empeño renovando anhelos.
Y aún en vano su insistencia ciega,
no quiso el tiempo doblegar su mano,
y urgando al viento su afanosa entrega,
se fue una tarde con su sueño arcano.
Con él quedó su inquebrantable vuelo,
y una tarde de invierno halló su cielo.
Buenos Aires, marzo de 2003
(Del libro «Poemas Hallados a la Vuelta de una Esquina»)