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Valera, Juan

JUAN
VALERA
Y ALCALA- GALINO ( 1824 – 1905 )
escritor, poeta(andaluz ) español,

BIOGRAFÍA

Nace
don Juan Valera y Alcalá-Galiano el 18 de octubre de
1824 en Cabra (Córdoba), en el seno de un matrimonio
formado por don José Valera y Viaña, oficial
retirado de la Marina de Guerra Española y doña
Dolores Alcalá-Galiano y Pareja, marquesa de la Paniega.
Ambos cónyuges procedían de distinguidas familias
aristocráticas andaluzas algo devaluadas.

Valera pasó su infancia a caballo entre Cabra y Doña
Mencía, dos pequeños municipios cordobeses,
que después se fundirían en una idealizada «Villalegre»,
en la que transcurre Juanita la Larga, la obra de madurez
de don Juan que le permitió recrear el ambiente de
su infancia. Con su familia residió también
en Córdoba, Madrid y Málaga.

Contaba con 13 años cuando ingresó en el Seminario
de Málaga para estudiar Lengua y Filosofía.
Después cursó la carrera de Derecho entre Granada
y Madrid; de esta época son sus primeros poemas, muchos
de ellos dedicados a Gertrudis Gómez de Avellaneda,
gran mujer que cautivó al joven don Juan, pero por
la que no fue correspondido.

Ya en Madrid, comienza a frecuentar las grandes casas y las
más importantes tertulias, lo cual le permitió
granjearse unas importantes amistades, tanto aristocráticas
como literarias.

Fue en este ambiente (1848), cuando fue nombrado Agregado
sin sueldo en Nápoles, donde era embajador el duque
de Rivas, personaje que acabará siendo fundamental
en su vida. Allí no sólo amplió su formación
humanística, sino que también estrechó
su amistad con Estébanez Calderón, quien habría
de influir decisivamente en su formación para acabar
convirtiendose en su mentor. Fue aquí donde entró
en contacto con Lucia Palladi, que supuso para un don Juan
joven un gran e íntimo acontecimiento; Lucia dejó
una imborrable y amarga huella en él.

En 1849 regresó a Madrid, y un año más
tarde fue designado Agregado de número de la Legación
de Lisboa. En 1851 vio frustrada su aspiración de ser
diputado, pero ascendió a Secretario de la Legación
de Brasil. Fue en Río donde conoció a Dolores
Delavat, la hija de su jefe, cuando aún era una niña;
casi veinte años después se convertiría
en su mujer. Posteriormente su vida transcurrió entre
Lisboa, Madrid y París, donde es ascendido a oficial
del Ministerio de Estado. En 1856 en pleno Golpe de Estado
de O’Donell, él formaba parte como secretario de la
Misión Extraordinaria a Rusia presidida por el Duque
de Osuna. Allí sufrió un tercer gran desengaño
fruto de una turbulenta relación con la actriz Magdalena
Broham. Años más tarde consiguió un acta
de diputado por Archidona, dimitiendo de su cargo del Ministerio
de Estado.

En 1861 ingresó en la Real Academia de la Lengua, y
colaboró con distintos periódicos, lo cual le
permitió comenzar una intensa actividad periodística,
pero de nuevo fue nombrado Ministro Plenipotenciario en Francfort,
cargo del que dimitió dos años más tarde.
Fue en esta época (1867) cuando se casó con
Dolores Delavat en París, pero el suyo fue un matrimonio
sin amor, desde el principio; con todo tuvieron tres hijos:
Carlos, Luis y Carmen.

Tras la Revolución que acabó derrocando a Isabel
II, fue nombrado Subsecretario de Estado, pero cesó
al año siguiente, cuando murió su madre, lo
cual potenció su traslado a Cabra y Doña Mencía;
allí fue elegido Senador por la provincia de Córdoba,
y es en este ambiente escribió su primera novela, Pepita
Jiménez, mientras era elegido Consejero de Estado.
En este período publicó dos novelas, y dio a
conocer Doña Luz, desempeñó labores como
traductor y llevó a cabo sus primeras tentativas dramáticas.

Más tarde fue nombrado Ministro de España en
Lisboa y Senador Vitalicio, siendo designado Ministro Plenipotenciario
en Washington. Valera, un «Don Juan» ya sexagenario,
sufrió un grave percance, ya que Katherine Lee Bayard,
la hija del Secretario de Estado de los Estados Unidos se
enamoró de él de forma enfermiza. Valera no
podía más que corresponderla platónicamente,
así que aceptó un cargo de Ministro en Bruselas,
tres días después Katherine se suicidó.
Valera sintió tanto dolor como hacía poco tiempo
había sentido con la muerte de su hijo Carlos.

Pronto dimitió de este nuevo cargo diplomático
y volvió a Madrid, donde comenzó una importante
labor como crítico; ya contaba con 66 años (1890),
y comenzaba a quedarse ciego, pero a pesar de ello, fue nombrado
Embajador en Viena, tras aspirar a representar a España
en el Vaticano.

Es en este momento en el que aparece su gran novela, Juanita
la Larga, y cuando se jubila de la diplomacia, inicia las
tertulias de su casa de la Cuesta de Santo Domingo, publica
sus últimas creaciones literarias, ingresa en la Academia
de Ciencias Morales y Políticas

El

12 de abril de 1905, prácticamente ciego, sufrió
una congestión cerebral que le llevó a morir
seis días más tarde.

Biografía